En 2012 y tras componer varias bandas sonoras para el director valenciano Ramón Chorques, me llega este fatástico proyecto de un director amigo de éste, Oscar Guiñón Pina.
Es un mediometraje dedicado al desamor que provoca en una pareja cuando no hay acuerdo en cuanto a tener hijos. Fue un trabajo duro pero a su vez, un tremendo placer y un reto, ya que tenía que componer para piano y violonchelo. Creo que el resultado fue el esperado, tuvo tanto la película como la banda sonora, unas críticas muy buenas. La película se presentó en la sede del Diario Levante, en Valencia, ese mismo año.